The Language Of The Dance

Eran varios ya los síntomas que indicaban el quiebre ontológico de la estructura delictiva y los poemas de amor, bueno, ellos eran la punta del iceberg cuando congelaban al dichoso con tal de que no diga nada. Los rockers, los cosmopolitas de las partes corporales indicaban el oleaje bravío del tequila.

Un tequila hambriento de la historia, de la confabulación, de los reinos ocultos de la anti- sincronicidad.

Había que saber, del temple indicativo. 

Now, Las Chicas Pretendían El Alta Gama

Serotonina, lujuria del bosque tropical y la discapacidad del sistema para distinguir la órbita del anclaje y el amor verdadero. Temblé, realmente temblé cuando dios creía enamorarse de mí y emitíamos al toque, los juicios de valor necesarios para la sagrada familia disruptiva.

Nos peleamos. Eso decían las ciencias del conocimiento.

¿ Qué otra cosa no? .

Amare Et Sapere Vix Deo Conceditur

El conocimiento no era el pellejo, cuando te habían solidificado a instancias del acceso carnal y desconocías de la intemperie del ser. Había ampliación de datos sin marco teórico y reías, reías con el huso horario.

Pero no íbamos a decir del faltante de experiencia, a posteriori de la amnesia y la electricidad nos empantanaba. No íbamos a decir del conocimiento de las no ciencias y la quietud, la quietud de la multitud.

Realizábamos la lectura. El aura, la escucha sin función dominante. 

Cuando Los Surfers No Distinguían La Ola De Representación

Así nos decían del déjá vu y no entendíamos ni en sentido corporal, la mitad del asunto. Los razonamientos, el campo oceánico nos nos determinaba la individualidad del mundo y el miedo era la intemperancia del goce. 

Y sabíamos, sabíamos de la evaluación final cuando los dueños del sistema dictaminen lo real y la representación, la representación no exista.

Pero éramos varios los que discutíamos sobre la neurosis del coaching y la verdad, sinceramente nos dejaba sin cuidado el artificio del magnate.

Vivir, y que dios crea. 

La Cupidización Del Sistema Orgánico

La raíz del núcleo ascendente nos cerraba los ojos. El mudra, el mudra de la apariencia ideológica no nos decía que todos se enamoraban por conveniencia específica y eso, eso para mí valía oro.

No, no tenía la vida comprada y los chamanes jugaban con mis verdades.
Así, con la invitación del sistema, esgrimía al orgánico la verdad de sus padres.

La Idea Del Happy Hour, Sí Era Cierto Lo Del Asunto Global

Amanda desconsideraba tipo obiter dictum, lo del asunto del socialista y había evitado verlo por un tiempo bastante pronunciado, era lo que aconsejaban los tipos de la especulación financiera. Sí lloraba, entregaban el happy hour. De lo contrario, habría venganza por el amo del esclavo vendado.

Y era poco. Era poco lo mucho del diálogo y creías que todo era cansarlo y hartarlo. Sabíamos de los celos, lo sabíamos. Y de tus formas posesivas que ejercías sobre el resto del mundo. Y sin especificar de los nombres, no nos convencía tu idea de ser. 

¿ El criterio?, el criterio era absolutamente el de la utilidad de la práctica. No la consonancia con los sistemas rectores del apercibimiento de clase.

Ese era el punto. No nos convencía tu idea de ser.

La Pancita Del Pesebre Al Dolar

Ya sabía que negabas todo tipo de implicancia en mi vida personal y con absoluta arbitrariedad lo comentabas entre tus allegados. Y te hacías el democrático. No iba a criticarte por los dientes porque la estética  y esas consideraciones de lo políticamente  correcto no iban conmigo.

Había que saber de la clásica dicotomía dada entre la luz negra y la luz solar del bosque cuando los pelirrojos esgrimían la hipocresía por la falopa.

Y lo real, lo real era tan imaginario como creer con absoluta certeza los designios de poder de los medios y esas cosas que te encabronaban.

Vivir y ser dios era tu elucubración manifiesta.

Malísima Cuando Leías La Escena Del Hotel

La relación no era directa, tenías que aprenderlo. Los mensajes en redes, variaban considerablemente. A la lejanía mirabas las paredes tratando de descifrar el enigma. No había falsedad y el crimen se daba por procesos de sincronización. 

Culpar al otro era producto de la rabia y el rencor de la muerte del amado. Años, con estructuras gramaticales berretas y luego, diciendo que ahre era la paralítica del deseo social inacabado.

Yo era un chechenio y la verdad, no te cabía aceptar que me traicionaste y no me olvidaste.

Superarse, la mezquindad de la clase. 

Los Chicos Comieron Hamburguesas, ¿ Vos Querías?

No sentía verdaderamente que el sistema colapsará adrede de los sucesos que la psicóloga te comentaba en tu práctica habitual de terapia. Nada que ver.

Eso sí, había unos trucos de control mental que al paso podrían servirte para evitar la ansiedad cuando tu enamorado pretenda encajetarte y vos ya no puedas negarte.

Nosotros, por desatino del pacto, no ofrecíamos ni niños ni vírgenes al oráculo de la videncia y sabíamos de la sabiduría de las sagradas ciencias.

Por tema de especificidad, los chicos culpaban al incomprensible. 
Y vos viste, raro el capo cuando negaba su encanto.