La Zona De La Linea Divisoria

El caso era entonces que vos focalizabas una y otra vez sobre el yerro. De este modo, no había mucho que considerar porque construías con el resto de tus allegados las supuestas y verdaderas causales del problema.

Yo no me había peleado con mi padre de manera desaforada para que vos creas y estipules construir a partir de ahí la idea de las razones y justificaciones del problema.

En verdad, desconocías de las verdaderas, digamos, strictu sensu, causales del problema. Y de todas formas, no era tu obligación saber de estas cuestiones. Pero sí, debías al menos, discernir por tu propio ser y no por los que te decían los demás o incluso, gente supuestamente con poderes sobrenaturales.

Era fácil entonces sincronizar el mundo según lo que decían el resto de tus allegados y porque no, alguno de tus familiares. Pero el tema era que focalizabas sobre el yerro.

¿ Y así eras feliz, escondiendo la verdad de la historia?.

Las Previas Del Circulo Rojo

Y a posteriori, esgrimías saber de la gramática. No hacías nada para conquistarme y te dejabas llevar por el cuenterío de los que comían bien.

La luz de la aproximación, el informe confidencial que no creía de los supuestos hechos de amor entre lo sensible y lo irreal y dale que sí.

La carne, el cuerpo de cristo, obvio no era mío. 

Incluso Tú

Incluso tú, que te habías quemado con leche, veías una vaca y llorabas. Y yo no soportaba que no creyeras, de un mundo mejor y lo que implicaba volver a creer sin las formas mitológicas que nos habían enseñado.

Incluso tú, que ni sabías del espacio exterior y memorizabas los procedimientos sanguíneos para atraparme y decías aprender, lo del chamanismo socrático.

Pero no. No eras, no tenías reglas para el estrabismo.

Adaequatio rei et intellectus.

La Concepción Del Internetiano

Síntoma de los amantes, cuando los descubrían in fraganti del deseo pactado y esgrimían cuestiones basadas en costumbres éticas que no existían.

( Formas apriorísticas del verso performativo).

La cabalgata. La cabalgata a distancia se nos asemejaba al desaire de las mujeres con las creencias supersticiosas.

Yo no creía. Siempre lo decía y en secreto apologizaba por el complot subterráneo.

Cantaban, sí, la suerte de la solitariedad.

Greek Food

A quienes de forma oculta, desinteresadamente les generaban un seguimiento ilegal, ni nos importaba. Sabíamos del sake, del té sólido y del arte rupestre que a su vez, se constituía en nuestro gran escondite.

Frecuentábamos las formas cósmicas del amor plebeyo y sin razón, creíamos en eso que decían ser Dios.

Y a la fronda de los árboles, la resaca, el mal camino.

Los Zurdos

Eran tus actitudes las que en última instancia iban a determinar el grado de beligerancia cuando decíamos amarte, aunque en verdad, cruzábamos los dedos y le pedíamos al Señor que mueras.

Y no. No frecuentábamos esas ideas que según vos, iban a liberar al mundo de la soberbia de los cuerpos. Ni lo imaginábamos.

Sabíamos de la apropiación del dinero y de la derrota convertida en fetiche.
Aunque también sabíamos de las amistades encubiertas, con tal de liquidarte y convertirte en otra mercancía y en otro de los tantos sapos de otros pozos.

Pero no lo íbamos a realizar. Tu estructura legitimante caía y caía en un absoluto declive depresivo y se asimilaba a la zurda.

Prendían fuego y no daban  la cola.

Su Teléfono Dejó De Movilizar

Las apariencias, constituidas en el relieve de las sincronicidades del alma, no son reales. No son reales, bajo ningún modo. Pero lo real nos condiciona, nos dice de movilizar nuestros sentidos embrionarios, lo naturaliza.

Quedábamos en el desierto. Fuerte, fuerte el compadre del centro.

Le Ofrecíamos La Salsa Para El Vietnamita

La creación entonces, era a priori. No preguntábamos de manera capciosa usual, en los feligreses del reino de los cielos. 

Tampoco éramos neutrales. Pero sabíamos distinguir los ámbitos de privacidad donde de ningún modo, debíamos entrometernos aún cuando estábamos subsumidos e inducidos por formas poderosas del sentido empírico y obligados a creer.

No quería decirlo. La felicidad, el arco y la flecha, los impostores. 

The Cience Of Double Life

No comprendía esa situación donde bajabas el volumen de la tv para obtener silencio y escuchar si alguien hablaba en soledad o teatralizando la problemática de la sociedad. ¿ Qué sabías entonces de mi corazón?.

Yo, sí, sí, era un ser de otro planeta, no me cabían las dudas. Incluso, criado y culturalizado bajo distintas formas elípticas  de lo que había en estos parajes. Pero no te iba a engañar, no tenías ni que pensarlo.

El único engaño posible dentro de mi mente estaba en relación a la mujer de mi vida. Castigaban a un caballo muerto y les encantaba. Subíamos la lujuria y el punto era para el dios de la carne.

¿ Sabías de la proposición apocalíptica?. Lo supuse.

Los Teenagers Que Jugaban Al Bridge Del Cosmopolita

Teníamos producción y un campo de infertilidad total. Eso hacía dudar de nuestra tarea específica de contralor de los movimientos del arquetipo. Las ranas, los cuises de la antropóloga no significaban nada para los niños de la cuna de oro. Era en definitiva, restablecer las coordenadas mínimas del síntoma de clase.

Y ya sabía yo del movimiento de jaque al rey para reírse a escondidas del enemigo, ya lo sabía.

Era tu oportunidad. Despejar las dudas y resucitar de entre los muertos.

El Subsuelo De Los Pequeños Burgueses Proletarios

Lo lindo me imaginaba, era el mundo cuando se desplegaba solitariamente y sin estragos. Lo lindo, lo interesante acaso cuando tus equipos interdisciplinarios disentían por mí, ya no tenía sentido.

Y al timing, usualmente la expresión de agravios era una figura retórica creada a los fines de dilucidar las causales del funcionamiento de la pérdida absoluta del inconsciente.

Nosotros, los practicantes del chamanismo socrático enfrentábamos la mayor oscuridad del despliegue de la creencia específica y sin argumento.

( La naturaleza). Los espejismos del centro daban vectores innecesarios.

Lindo el objeto cruzado del imaginario social.

La Francesa Que Le Cabía El Primo Travieso

Era un terruño indomable, la estepa francesa que quería corporalizar los lazos del temple real y verdadero, cuando crujía los sedantes de los pastores.

Y el grueso, el grueso de supersticiones de la similitud clandestina, no daba.
Modas, apariciones y preguntas sobre el ruido del bosque si nadie oía.

Los ojos, los ojos rojizos y el sentido de verdad de los maestros ignorantes.

El Trolls, Especificidad Del Derecho

Había que partirle el cuerpo en dos mitades. Entonces por las formas del conocimiento resultante esa sería la posibilidad de restablecer el viejo lenguaje.

Taciturno, los restos de la nave asociada no indicaban indicios de amor para lograr evitar el doblaje de los sentimientos. Yo, provisto de los ciegos más experimentados ofrecíamos al viento lo que sabíamos.

Normas sub-acuáticas y la infidelidad que a vos te gustaba.

Al no tener el miembro erguido, vencíamos. 

La Colación

La intemperie, la máquina hackeada y robada, y al colmo, vos no te preocupabas por aportar prueba y verdad a los jinetes de la tormenta. Te bastaba sí, te bastaba con creer que Mahoma iba a la montaña y los espectros bajaban. 

No te podías enamorar a costa de alimentarte y crecer al mejor estilo de los budas. No podías.

El señor estaba en la cápsula.

Oh captain, my captain ¡¡.

La Chica De Italia, Triste

Eran las apropiaciones del complejo de inferioridad las que te hacían nadar en formas verosímiles de la grieta lunar. Pero no tenías que estar triste por no comprender el destino del mundo o las historias feas que vivías. Debías por el contrario, enseñar a las nuevas generaciones a no cometer los mismos yerros del amor salvaje y de su ignorancia.

 Las cosas, tu palabrerío de melancolía, el programa de intencionalidad política de buscar el árbol genealógico, sinceramente no. No debías irte al exterior a buscar tu ser, tu fama, tu amor.

Yo estaba aquí. Siempre estuve aquí. 

( El horizonte real de entendimiento).

Los Esgrimistas

Hicimos las formas de la clonación a la perfección. No teníamos la firma caligráfica pero bastante maña nos dábamos con el resto de los datos. Tu mujer, por el despliegue del acontecimiento, estaba histérica. Decía que la culpabilidad corría por cuenta de los impostores. 

En fin. La imposición de la estructura legitimante.

Te insistía en la clonación. Los logros que podíamos generar para la estructura delictiva eran altísimos y obvio, re secreto.

Al comienzo del azar ya estábamos sedimentados.

La Piba Que Comía Pan, Para Conquistar El Amor

Las nuevas derechas. Ese era el término que endilgaban a las formas de ser donde se suponía riqueza y frialdad de conocimiento. Yo no pensaba nada. Sólo sabía que sufría el tema del pan y la tentación del misterio trinitario.

Para entonces los señoritos hablaban del berreta. Un concepto multitudinario que implicaba no ser auténtico en la clase que te gustaba y se suponía, pertenecías. 

Pero las nuevas derechas, no sé, no tenía yo fundamento para despotricar contra conceptos que desconocía y obvio, era cool criticar al sistema del mundo y decir que el fundamento estaba desfondado. Nada que ver.

Y así era y dilucidaba aquel amor de mi vida. No lo conociste. Comía pan para imaginar la conquista.

La Grasa Que Posibilitaba Que Los Cajones Bajen Más Rápido

Eran autoridades de gran magnitud al menos en ese ámbito, las que indicaban sin desatino la producción en masa de aves que pudieran contrarrestar el advenimiento de la grasa, strictu sensu, designio de las corporaciones del centro.

Pero no comprendía mi yo ni mi super yo, a quienes acusaban al nivel de individualidad en que se manejaba esa verba de los almirantes.

Aparecía el soliloquio. Y aún siendo profesionales de la inteligencia y la fe, (la estatura física era otra cuestión), los espectros se movilizaban bajo distintas sintonías de otros radares cósmicos y su ciencia a veces, nos motivaba de realizar una historia de la nada.

Decíamos, una historia de la nada. Los sabios, los verdaderos sabios y no aquellos que detentaban la información necesaria y precisa, comenzaban a conformar una potencial cofradía del amor secreto y fulgurante.

Ni lo dudaban. Pretendían el cajón guardado de la herencia.

The Alienation Of The Machines

Te alienabas. La influencia del sistema era innecesaria pero te dejabas llevar por las formas cósmicas de la desobediencia civil. Rarísimo, el modo de la estrella mitológica y su perpendicularidad. 

Pero igual, ese no era el tema que yo tenía asimilado en mi mente con vos. Te creías dios, y no, eso no existía, ni los fieles de la iglesia más dogmática se creerían con derecho a tal idea, desde ya, el proceso de sincronización te alienaba como nunca antes lo hubieras imaginado.

Te necesitabas. Algunos de los planteamientos rústicos que estipulabas nada decían, con los problemas reales que las máquinas del saber debían resolver. Por casualidad, cuando aprendías, en la tentación del ocaso de los ídolos decías burradas. Elocuente.

¿ Cómo iba a conquistarte si tu planificación de conocimiento daba cuenta con burradas?.

Ajenjo, La Trompeta Del Ángel

La genética nos dominaba. Vectores especiales seguían al truhan que ellos esgrimían como absoluto culpable del cepaje contaminante por estas tierras y del más allá. Motivaciones al punto del consenso de la estructura, sugerían dar la acusación perfecta para el complot de las redes del poder alquímico.

La raza entonces, era una cuestión de utilería. 

La It Girl Que Jugaba Con Los Sentimientos Y Vos No Me Creías

Mi sueño era volverte adicta al forge of empires pero la benevolencia estaba en que no te dieras cuenta. Era potable el río, los mares sin olas y también, no me interesaba la problemática de la ansiedad, justo cuando te dábamos las indicaciones necesarias y específicas para superarla.

Un día, pasada la noche, yo te enamoraba. Pensé, sin querer, de manera diacrónica que yo te enamoraba. No supuse de tu ardid. Del ingenio.

De la palabra metafísica que engañaba la situación. El deseo, la punta del iceberg del amor.

Yo, Máquina De Lluvia

Empezaste la idea de la competitividad con los fueros del titán sumergidos en la desaparición. El tipo, los cuadros reproductivos del significante no estaban a consideración del modelo de referencia.

Y era verso. Era una química del verso y las aglutinaciones  reaccionarias no podrían perdonar lo que dije y no era. La simpatía era por el gusto de Dios por la lluvia. Ni lo sabíamos.

Era rey, en su mundo apropiado. 

The Materialist

Yo sí sabía de los criterios de vida que a vos te interesaban. Yo sí lo sabía, era una intuición permanente. Mi hermana no comulgaba con lo que pasaba en la ciudad. Decía del campo, de la posibilidad de tentarte con el lujo, con la soberbia de la naturaleza. Pero no, eras materialista a ultranza y el criterio de verdad siempre a tu consideración.

Mi hermana, siempre en su lucha, indicaba que vos no habías logrado nada de nada en esta vida y que en definitiva eso hablaba de lo que realmente eras. 

Las leyes, tus putas leyes cuando vos pensabas, ya estaban en otra. No te dabas cuenta, en seriedad, no te dabas cuenta. Eras funcional a todas las áreas del sistema y te cabía. Te cabía la secuencia del héroe. 

¿ Eso era tu ego?.