Marxiana, El Huésped

Era dominante la idea de un marxiano vulnerando los escritos apócrifos de distintos interlocutores que sólo querían propiciar el vicio de los hijos legitimados.

Yo era un bobito, un anaquel en medio de la tormenta orquestada.

El Acueducto De La Clandestinidad

Era celos en verdad lo que tenías con tu hermano y por eso actuabas así, cómo si todos los problemas tuvieran su causal en él, y el resto de tus socios justificará tal situación.

No tenías ni la costumbre, en procesos de ingeniería mental, para imaginar que el tipo no iba a construir en clandestinidad porque no iba a herir susceptibilidades metafísicas de raza.

Y al claro de luna, eran tiempo de pruebas nucleares y tu egoísmo seguía con la impronta de los celos.

Acaso el salvaje era el inconsciente de tu acechanza.

Lo Real, Sublime

Ya creía yo de las apreciaciones del tropos cuando el escepticismo de mis colegas hacía estragos con la idea de embaucar al mundo. Aunque al enfrentamiento del maniqueísmo, dado los resultados, prefería no enamorar al iluso, acaso por cuestiones que enviaba el dictamen social.

Pero creía, afortunadamente creía en los designios del dasein cuando al calor de la carne humana el espectro elucubraba el fin de la sincronización circunstancial.

Inocuo, de todas maneras inocuo el rudimento cuando las leyes despreciaban al normativista, y el rol significaba comienzo y averiguación del rol.

Fuste.

El Viejo, La Groupie

Eran varias las consideraciones que no terminaba por comprender. Acusabas al resto de tus allegados de complot religioso contra tu persona. ¿ Pero en verdad, tenía eso asidero en la realidad?.

No me importaba tu baja estima, tus incongruencias de clase, incluso la idea de revolución que nunca existió. Me importaba tus conocimientos, tus ciencias, tu conciencia explotaba.

Era eso. Yo no sé, sí existe tu identificación molecular o lo que dicen del adn, porque hasta donde sé, sos común. Y en serio, no hubo complot de ninguna índole, menos de la idea de la espiritualidad.

Consideraba que era sistemático dios con sus ángeles. 

Los Humildes Ante El ConceptoTrillado Del Autista, Remix

Evidentemente la consideración del aura espontánea no la tenían en cuenta. Por sí acaso, humedecían el pan tratando de evitar la mistificación de la dureza de algunos seres irracionales.

Yo creía que le decían autista porque no desempeñaba sus formas de adulación del modo en que nosotros usualmente, considerábamos más específica.

La prole entonces, se enojaba.

No había planteos de verdad para alguien que se merecía el respeto de la naturaleza y el lenguaje formateado de los considerandos de civilidad.

Evidentemente no querían saber nada de bancarse preceptos arcaicos que estimulaban la riqueza de algunos pocos.

Eran así. Humildes, pero al autista ni lo discernían.

Las Zaristas

Convertiste el deseo en imposición de clase oculta. Entonces el lugar se convertía en hemisferio de la oscuridad y el amor, el amor lloraba.

Buscabas la eternidad camuflado con los restos de pre-conceptos generados del lado de la intemperie.

La hermosura ya no estaba en el sonido de los pájaros. Utilización de la estructura delictiva.

Lo oíste.

La Otra De Mí

Justo era el momento en que logramos separarnos y confluirnos en otros seres.
¿ Te acordás?.

Y yo era bastarda en eso de respetar la privacidad de mis hijos porque en verdad, nunca me habían respetado a mí y no caía que había generado un perjuicio a los míos.

La envidia enferma, sistemática de las tribus arcaicas cuando nombraban a las mujeres cultas y sabían que en rigor, la relación de conocimiento pasaba por otra esfera.

Pero el pez, esgrimía en la boca. 

El Candor Por La Interpretación

Era absolutamente cierto el deseo que sentía en esos momentos, cuando nos conocimos personalmente. No tenía dudas en cuanto a la idea de pretensión que iba a intentar en mi decir.  Pero en ese sentido, tuve que bajar mi ego. 

La labia, el sexo, la histeria del conocimiento tenía que ver con el discernir.

Y vos al tanto, seguías con la idea de la serpiente que todo lo podía. Y la serpiente no era lo que te indicaban los libros, y acaso, las tradiciones estéticas que te endilgaban verdad del mundo.

Pero era posible la revolución de la terapia pos-analítica. Aunque bien, la psi esgrimía que el concepto de dios no existía.

¿ Y qué? . 

Las Lentejas Del Corazón Ideológico

A posteriori de los hechos con aroma ideológico, quisiste aportar datos concretos que indiquen con especificidad, la resolución del conflicto espiritual. Pero no tenías idea entonces de los cambios de paradigmas y jugada reinante del claroscuro.

El rubio te endilgaba aprietes de toda índole. No decías nada sobre eso. Siempre esgrimías culpabilidad hacia mí. Eran varias las veces que actuabas en ese sentido.

Y el rubio dale con el escarmiento.

Las Crucificadas

No me habías dicho que las formas de control tenían que ver conmigo, cuando no estaba. Y era eso. La decisión de seguirme esgrimiendo amistad y conocimiento del caso. 

No había, no había pulsión abstracta cuando celabas lo incorrecto. No lo había. Y era ella la que te inducía a creérsela sobre el acontecimiento. 

¿ Lo sabías? . 

El Crucificado

Ya eran varios los especialistas de la psiquiatría que endilgaban poder al resucitado. Y los plebeyos, aquellos plebeyos que no comprendían de los resultados dados, tampoco les preocupaba si los veredictos eran reales o faltos de entendimiento.

La ciencia, que no crujía por lo bajo, pretendía al barítono para su bemol.

Pero era deseoso. El equilibrio pos-metafísico se hacía sentir.

No teníamos al frente, orgullo. 

El Gipsy De La Aurora

Tenía toda la cabeza rapada porque le habían ordenado la simulación del ser. Y en todas partes ponía su rostro al sol, deseando el destape del vicio de la virgen guerrera.

Abracadabra, y los facinerosos se confundían.

La Intromisión, Engreído.

Era cierto y potencial que te entrometieras en mis asuntos privados y por lo tanto necesitaba saber con que derecho creías poder realizar tales acciones.

Al mismo tiempo, querría que esgrimieras en que te considerabas brillante y distinto al resto de la gente común.

¿ Creíste haber generado un quiebre de paradigma?. En verdad, sobresalías del resto de la sociedad porque así yo lo deseaba e imponía. Nada más.

¿ Acaso creías tener verdad sobre el mundo?. 

Sinceramente me hacías reír. Decías saber más que dios y que incluso, tenías mejores datos e info de primera linea a los fines de embaucar al que fuere.

Igual, no me molestaba tu posicionamiento frente a las creencias místicas o incluso de los muertos. Pero alguien te hizo creer que poseías verdad sobre mí.

Jamás yo podría superar las apariencias del mundo de la virtualidad. Obviedad, no estaba en mis planes. 

Era tu rol, tiempo pasado de la KGB.

El Montado

Estaba montado el vago cuando debía jugar con el mitómano y la lógica inducía de lo básico de puntear a las dos puntas. Y no parecía nuestro objeto de estudio, falso como los peregrinos que financiaba el conocimiento.

Aunque ya era tiempo. Era la creencia del que más allá existía y me guiaba. 

El Brujo Que Decía Ignorar De Dios

Bastante problemático resultaba creer en alguien que estaba cargado de mentiras sobre la totalidad de su trabajo esclavo. Y no era por algún tipo de cuestión personal como esgrimían algunos allegados del poder en las bases.

No, ni por asomo. Pero había traición y al caso, lo culpaban a él. Era común en los ámbitos de la izquierda popular tener que aceptar varias de esas consideraciones y obvio, la caza de brujas. 

Yo ya estaba bastante harto de explicar la totalidad de las causales del mal y el resto se empecinaba en contrariarme en base a verdades malditas.

Hechos del futuro acaecidos bajo la hipérbole dinámica de la fiebre.
No.

Civil War

Era cierto que el padre tenía un ego grandísimo y así se lucía dentro de sus centros de inteligencia. 

La madre al caso, tampoco se quedaba atrás en cuestiones de creérsela, superlativamente. 

Estas cuestiones aparentemente sin importancia alguna, generaban procesos de involución que lentificaban la superación de la raza humana. No había entonces, acuerdo entre los pares para lograr el consenso en pos de obtener la modificatoria de una espiritualidad que hacia estragos en estos legitimantes crudos del tecno-cientificismo. 

Y las tradiciones del socio, se hacían saber. 
No más creencia para mí. 

Cuore

Te habías sincerado pero no era suficiente para poder legitimarte. Debías recordar, las tremendas patrañas que hiciste circular adrede a propósito de mi ser. Y no era que no comprendías la ofensa. Estabas equivocado. 

La cuestión, culpabas de gatopardismo al ignorante y éste, sólo sabía del informante y repetía varias veces lo que de memoria, sabía. La contradicción del tercero no excluido. ¿ Y? Era ciego el camino hacia el mundo.

Pero no daba para entristecerse. ¿ Latía el cuore en tu cuerpo no?.

Brandy Para Napoleón

Era cierto que prejuzgabas de mi vida porque te la contaban los impostores o, en todo caso, lo que esgrimían mis padres en sus círculos íntimos o pendencieros. La verdad, carecía de importancia que te invite brandy para conquistarte sí en el silencio de tu alma seguías considerando que nunca hubo complot contra mi felicidad.

Y claro que no era tu problema dilucidar semejante cosa, desde ya. Pero partías desde esa idea cuando yo ya estaba enamorándome y dando cabida al posible amor verdadero. Y eso era lo que no creías. Pero faltaba más.

La intelectualidad era una crema de arroz con leche aunque a mí, no me molestaba tan suculenta frivolidad. Ellos decían que yo era la resurrección de la carne, la vida perdurable y no sé cuanta belleza más.

Era apodíctico el contemporáneo. 

La Coach De La Catarsis

Las cuestiones del perfeccionamiento para la habladuría no era cómo consideraban algunos, base fáctiça de la realidad atormentada.

Eran ciertas las rispideces de la platea femenina con el demonio enjaulado. Pero yo no oía, verdades construidas sin el peso de los titiriteros del engaño.

Era común escuchar en el imaginario laboral, del famoso traidor. 

Por El Axioma De Nabucodonosor

Los intereses del conflicto hacían alarde del bajo rendimiento de los sentidos corporales. La práctica del amor, demandaba una espiritualidad nunca vista por los sistemas conocidos de redes de virtualidad. El aura del metafísico no existía.

Problemático y desconfiado, sudaba la gota gorda para darle placer a su amo.
Al caso, era un físico el que adulaba por convencimiento de parte.