La Sofi Freudiana

Además de la atracción física que me endilgaba compenetración hacia tu ser, el candor histórico que poseías, no sé, reías cuando decían del enamoramiento del ángel con el posible hijo del conocimiento.

El histeriqueo era más que nada por tu cultura bíblica. Pero hacías bajo fondo cuando la tautología del mito buscaba erradicar desde principio, tu aura de la constelación mimética.

Y yo era eso. Lo que construían culturalmente los seres que no me soportaban.
El amor, el amor era el sexo. Pensé que lo sabías entonces.

¿ Era de chiste no?. 

Los Animales Dentro Del Temario

Todavía seguías creyendo de mi famosa culpabilidad. Estabas convencidísima, no convencida, convencidísima de los designios que estipulaban mis culpas dentro de tu panorama social. Y yo tenía que lidiar con el destino del mundo y al mismo tiempo, hacerme el despreocupado. Pero además, tenía que hacerme el que no recordaba. No recordaba de los primeros juzgamientos disvaliosos que esgrimías hacia mí. ¿ Sabías no?. 

Había toda una totalidad de secuencia relato trama donde vos recién comenzabas a conocerme y dilucidabas mi personalidad en base a tus prejuicios de clase.

Y así seguiste hasta la totalidad de traicionarme.

La vida, eso que tenemos al disfrute, obvio, se encargaría de enseñarnos. 

El Individualismo

Posiblemente las formas de la individualidad en la que algunos consideraban justas, no nos interesaba. La falta de entrega y amor por la casaca molestaba mucho.

Comprendíamos de igual manera, los procesos de calentamiento global  pero tu aldea, sinceramente no estaba en condiciones de ser habitable.

 Y la habitabilidad entonces, era principio sine qua non para producir formas de individualidad que pudieran gestar eso que sonaba simbólico, real, imaginario.

Lo abstracto tenia que fundirse en una corporalidad cierta, tangible, propietaria de un amor absoluto por la verdad y desinteresada por los indicios creados por sistemas virtuales de la cognoscibilidad. 

Esperábamos entonces tu aperitivo de comunión social.

Las Mamushkas

Todas, las amígdalas más profundas decían de tí. Acaso porque ya eras mamá, pensabas que sólo debías guiarte por la responsabilidad de criar a tus niñas y eso, el deseo, el deseo de un hombre quedaba para las tinieblas.

( Creencia específica).

Había más. Por terquedad del sistema, usabas la creencia para juzgar a quienes todavía se liberaban de los prejuicios de algunas ideologías berretas.

Te encajaba todo. Y tus prácticas sexuales más íntimas las contabas en tus habituales sesiones de terapia. Un imaginario del goce.

Pero igual, a pesar de los contextos, eras una bacana. Y el socotroco ese, te relajaba, te encantaba. Y desde ya, vos a mí.

Amor de los milagros del dios.

Dolo, La Especificidad Del Gusto

Verdaderamente se notaba lo de tu ignorancia, era cuestión de vérselas con alguna de tus consideraciones acerca de los posibles procesos revolucionarios.

¿ Qué pensabas que era un revolucionario en su apariencia real y sistemática?.

Creó que creías lo de los parámetros económicos, eso creías. Casi con seguridad, lo esgrimías entre tus más conocidas amigas. No importaba, realmente no importaba y lo cierto, mejor daba para reírse.

El tipo no tenía dolo, ¿ sabías lo que eso implicaba o no te lo sugerían ?. Habíamos entrado dentro de la marea del altamar, bifurcaciones peligrosas y las cosas del querer y los prejuicios no te dejaron ver la ausencia del dolo en el tipo, y dale con lo que te decían los especialistas.

Yo sí era el tipo que vos soñabas. Lo sé. Aunque vos al paso, digas del ego.

Sign Of The Times

Te hice todo el amor del mundo y lo sabía, no alcanzaba. No alcanzaba porque los preceptos culturales donde te criaste eran fuertísimos y obvio, carecía yo de las posibilidades matemáticas para desplazarte de esas ideas y al menos, puedas aceptar que quizás otro mundo era posible. La histeria, la histeria no tenía nada que ver cuando creías del embrujo y yo te entonces, te amaba.

Te amaba fácil, era cierto, no tenía tiempo ni forma para dudar de amarte. Ese era el modo e intensidad cuando las pasiones afloraban y los sentidos se compenetraban. ¿ Comprendías eso?.

Entendí que me dejaste. Otro destino era el nuestro.

Al No Tener Título, No Había Posibilidad De Enlace

No tenías idea. Se trataba de un objeto específico, valor incalculable sí, así cómo cuando pensabas que la plusvalía tenía que ver con horas sustituidas del sistema. 

Y no, no era una crítica a tus costumbres laborales y lo que decías, a pesar de tener sentido práctico, no era usual en mis allegados. Yo sé, yo sé que no iba a lograr que cambies de opinión y forzarte a la sincronización, la verdad, no era mi estilo.

Aunque sí. Había cosas que la reflexión del temple te lo iba a permitir.
Modo tántrico y las formas arcaicas de la sociedad de consumo.

Los Que Iban Por La Entrada Del Baile

Era tremendo como celabas tu computadora, no podía creerlo. Ni que fueran a hackearte, o en todo caso, tu computer tan paupérrima y en definitva una más entre tantas otras. Pero era tu obsesión, el resguardo de tus datos altivos donde hacías desear las formas telekinéticas del pensamiento.

 (Y la duda existencial, los sentidos de verdad del mundo bajo).

Yo hacía lo mismo. Creía en los reyes magos. Naif mi modo. Dejaba mis virtudes a cambio del goce del amor cuando nadie había y cuando los deseos nos tentaban.

 Eso sí, intereses científicos y del mundo del dogma religioso, para que mentir, complotaban para adueñarse de la verdad. Y no iba a decirte de que se trataba.

Proslogion

Eran las lluvias de la inmersión, las que elegían el precipicio de la incredulidad, dando estancia a la elíptica conspiración del rezo.

Motivos andantes, Circunstancias de la arcilla no cultivada.

Dilo, Es Mi Nombre

Te había dicho, te lo había dicho por fuera de nuestra intimidad que esgrimieras mi nombre. 

Acaso, acaso sí tenías la motivación exacta para expresarlo con alguno de tus allegados. No interesaba entonces, la forma lógica del enemigo, él, por principio moral, desconocía del modo en que usufructuábamos su cerebro y añicos sería su temple.

Te lo había dicho.

Pero mi nombre no era un capricho, que lo esgrimieras claro. Era mi duda existencial, mi problemática más profunda, que me ames diciendo mi nombre. 

Re Mí, X

Creó que tendría que deprimirme de una vez por todas con tal de plasmarme en un auténtico cambio de actitud. Y esto no es, un entable de aditamentos para sojuzgarme con las ideas mayoritarias de la sociedad. Sino, la tajante explicación en cuanto a mi estado de personalidad. 

( Olvidada de las tremendas ganas de crear conceptos y progresar en alguna mente superlativa).

Obviamente, la antítesis de mi voluntad era lograr el milagro de desterrar a trepadores y prejuiciosos de la mentira. Aunque nunca pude echar tales ideas de mi bienventuranza en estado emocional desangelado.

Depresión entonces era algo así como exteriorizar acciones demostrando una fatal desconfianza en uno mismo. Y nada entonces puede ser verdadero cuando ni uno mismo puede considerarse auténtico. ( Era brujo el que jugaba las cartas contra mi personalidad).

Decidió maldecirme por no soportar a mi persona. A mi libertad, inducida de la nada. A mis pasiones, en perjuicio del alma encantada.

Axioma, Frecuencia, Modos

Eran conocimientos basados en otra fuerza cósmica, frecuencia rotativa muy disímil. Había fe, lugares comunes y explicaciones no desiderativas al punto del andamiaje central.

Luego, por la adversidad del tiempo, control social y vituperación del saber bajo la intervención de la naturaleza. 

La Esgrima De Los Celos

La historicidad, yo hablaba de la historicidad cuando vos no me conocías y me bloqueaba el corazón, la pérdida irreparable del amor del mundo. ¿ Pero qué?, no me importaba esa situación cuando podríamos enamorarnos y te dejarás de una vez por todas, ser.

 Existía esa potencialidad, realmente se posibilitaba. 

¿ Los celos?, decían que había celos entre los allegados del poder, en el ámbito de alguna esfera de privacidad, pero no, no sé. Esas motivaciones eran propias de la inmadurez de quienes producían murmullo, murmullo orgánico en contra del tipo. Aunque particularmente, no me interesaba generar esos contextos de despliegue de sincronización in situ, celos para sentirme importante o querido. 

Yo era ausencia.