Te indicaban sobre el pretexto del gordo y no lo creías. La laburaste sin interés y no querías especular de paso, con la guerra psicológica del almirante entre las lineas del subterfugio.
Y sí, te hablaban del beso. Del beso del enamoramiento y de cómo cuando construían el imaginario de las redes, caían en la tentación del promiscuo.
Eras la nueva winona. Y la nueva winona se refugiaba casi por temeridad, entre sus amigas y el rol ficticio de la madre. Flotaba, flotaba la ciencia del juicio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario