Abdul el inconsciente continuaba con su estrategia de secretos ocultos a costa de lograr torcer el destino amalgamado en número sagrado. Los ilusionistas se quejaban de los traidores de dios pero estos a su vez, no tenían saber de ser. Ergo, lo copiaban.
Una novela encantadora decía abdul para sus sueños y ahimsa sonreía. Nadie engrupía a la elite social que sólo aspiraba a entablar su adoctrinamiento.
Y por las noches cantaban su confidencia. El conocimiento del inconsciente. Igual, la intencionalidad del número dado vuelta.
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