Tenían el estudio de los ángeles y yo qué. Estipulaban la verdad de las situaciones de amor y desamor y bajo esas consideraciones yo no podía esgrimir palabra alguna.
Esto era de moda me decían, y entonces no me importaba si eso estaba bien o estaba mal. Sólo sentía el ritmo de esa naturaleza cultural y obvio, me creía lo más.
La memoria no me fallaba. Aunque a veces el olvido hacia estragos. El amor puro existía. Se exteriorizaba en hechos, incluso en contradicciones. Recuerdo cuando curtíamos la bohemia y la gente bien me admiraba acaso porque les parecía raro. Era usual que me enamoré. No tenía prejuicios ni pruritos de ninguna índole.
Aunque las drogas eran cosa de los déspotas.
¿ Y yo qué?.
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