Fue el oprobio. Había todo un equipo interdisciplinario que afirmaba accionar en pos de mis órdenes y en verdad, ello no era cierto.
Creíste todo lo malo que me endilgaban y en ese circo, me culpaste del embarazo. Vos sabías de mis aptitudes con la religión y no entendías o mayoritariamente, te interesaba lo que esgrimían ateos y esas formas modernas.
Dios no me crió para que te de la razón porque sí o por acaso, por cuestiones políticas. Decirte esto, obvio, era despotricar contra todo el mundo y creencia doméstica.
Oral.
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