Te hice todo el amor del mundo y lo sabía, no alcanzaba. No alcanzaba porque los preceptos culturales donde te criaste eran fuertísimos y obvio, carecía yo de las posibilidades matemáticas para desplazarte de esas ideas y al menos, puedas aceptar que quizás otro mundo era posible. La histeria, la histeria no tenía nada que ver cuando creías del embrujo y yo te entonces, te amaba.
Te amaba fácil, era cierto, no tenía tiempo ni forma para dudar de amarte. Ese era el modo e intensidad cuando las pasiones afloraban y los sentidos se compenetraban. ¿ Comprendías eso?.
Entendí que me dejaste. Otro destino era el nuestro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario