La primer impresión, era necesaria para poder catalogarte y diseminar las confrontaciones que haríamos, a tú inapelable forma de pensar. El statu quo reaccionario ya era tuyo.
Faltaba el visto bueno y nos iríamos de mudanza en mudanza a recordar los raciocionios que ayudaron a mutilarte y vengar nuestro buen amor lesbiano.
La doctora por sí acaso, faltaba a la verdad.
Rosas para el archiduque.
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