El pibe hacía una estrategia defensiva del consumidor porque consideraba plano el concepto reaccionario del tatuaje en su mente. Era obvio. Las crisis, las motivaciones de los teóricos, el buda y el informante del amor que no eran ciertos.
Tanto prejuicio y a mi no me interesaba que fueras fuerte para cosas de la promiscuidad porque yo no las practicaba. Escuchaba tu gusto estético y la verdad, la ópera me parecía clasista. Ya sabía que ibas a decir qué era un simple alcahuete del grupo político dominante y no me cabía.
No estabas en la verdad matemática. El corazón, a veces, te temblaba. Mentía yo sí, usualmente.
Eso no me hacía menos. La comprensión estaba en el resto.
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