martes, 6 de febrero de 2018

La Confesión Del Vidente

Confieso que no sabía del sexo hasta que tuve que tramar la recuperación del alma para encajetarme por fuera de la gnosis. Ello, a propósito de la raya de cocaína que varias veces me querían endilgar por culpa de algún enemigo con sólidos proyectos del lumpen.

Lo raro,por decir de lo raro, era que no teníamos necesidad de dinero extramatrimonial para conservar las formas benévolas. Del amor, vacuo.

Y a la larga, el pulso de duración lo ponía la virgen acaramelada.
Yo, por la confesión del reino. Fui guardabosque y el clima no quiso del ojo cerrado.

Perpetua para el ignorante.

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