Vete. Habíamos planteado el concepto. Vete sin rencores, sin las estalactitas del amor foráneo, pero sólo vete. Y había caramelitos de distinta índole, lo había, era cierto, los futuros investigadores del conocimiento debían estar al tanto de estas implicancias y la idea de la plusvalía femenina, no sé, habría que escuchar con algo de sabiduría y capaz, capaz la ciencia del amicus se tornaría determinante.
Ahora hablaban del karma. Yo te indicaba fácil, lo de las leyes kármicas y era una panacea, la teoría y el modo de elucubrar la intensidad del mundo. Aunque no, no era verdad. Aunque, sólo vete.
La historia, siempre, de los especialistas.
Que significaba.
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