Otra vez me indicabas si prefería brocha grande o brocha chica. ¿ Sabías no?, la verdad, era un iluso en materia de amor y desconsideraba la preferencia en ese sentido.
Los síntomas eran de la des-clase. Agobiado por el consumismo y la lógica del bohemio, decidí partir.
El galope entonces era uno de mis sueños.
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