Te había dicho varias veces que a vos no te tenía que interesar sí dios se había lesionado y jodido su pierna alguna que otra vez, te lo había dicho. Te entrometías en esas consideraciones, ni que vivieras de su pierna. Y tus plumas secretas ya te lo habían sugerido.
Y no era por celos o perogrullo, envidia que yo te hacía saber de estas cuestiones, incluso, no creíbles, desgarradoras. Pero era para mí.
Deseo, pasión y desistimiento.
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