jueves, 5 de julio de 2018

Brandy Para Napoleón

Era cierto que prejuzgabas de mi vida porque te la contaban los impostores o, en todo caso, lo que esgrimían mis padres en sus círculos íntimos o pendencieros. La verdad, carecía de importancia que te invite brandy para conquistarte sí en el silencio de tu alma seguías considerando que nunca hubo complot contra mi felicidad.

Y claro que no era tu problema dilucidar semejante cosa, desde ya. Pero partías desde esa idea cuando yo ya estaba enamorándome y dando cabida al posible amor verdadero. Y eso era lo que no creías. Pero faltaba más.

La intelectualidad era una crema de arroz con leche aunque a mí, no me molestaba tan suculenta frivolidad. Ellos decían que yo era la resurrección de la carne, la vida perdurable y no sé cuanta belleza más.

Era apodíctico el contemporáneo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario