Era un accidente promisorio desafectar la inteligencia del hueso cuando decía que daba el alma, en los procesos de telekinesis inducidos por los chamanes del conocimiento.
La lujuria, eso inventado y capitalizado por las formas alquímicas del dinero, no servía para lograr el tanto del summum.
Hasta se podría decir que el tipo no veía la apropiación de la teoría del sistema para lograr cortar la cabeza del ángel y capaz, enviarla al infierno. No, no lo veía.
Era la fauna la que simulaba el bien.
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