Teníamos la idea de que la geisha conquistaba al amor por su entrega al amarre sexual. Lo cierto, yo no consideraba esas significaciones y cosas provistas de creencias seculares de otros mundos y que en verdad, me daban gracia.
Pero la geisha tenía una apreciación del placer carnal distinto al resto de los considerandos sistemáticos del excedente y eso me permitía creer en otra libertad, al menos.
Comulgaba con el pan, comulgaba con el vino.
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