Eran las consideraciones acaso por el castigo, lo que infringía fuertemente en la mala comprensión de los tiempos que vivíamos.
Y no se trataba de poner en tela de juicio el castigo justo y solemne que algunos mereceríamos por la malicia, mala fe o en definitiva, por la corrupción de los actos embrionarios.
¿ Quién era el dueño y poseedor del castigo espiritual? , no quería contestarlo porque la respuesta siempre sería insolente, agraviante.
Sectores religiosos se enorgullecían de poseer la propiedad del castigo de dios sobre el resto de sus hermanos y lo esgrimían fervientemente.
El resto de la conformaciones de estructuras delictivas se deleitaban con el juego.
Doctrina del modus operandi patriarcal.
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