Era difícil comenzar a decirte la verdad. Hubo tremendas intromisiones de parte de tus amores en nuestra posible historia de amor y eso jodía. Los israelitas esgrimían del vecindario. Y vos, vos me conquistabas con cosas que nunca había escuchado o leído en mi vida.
No me gustaba igual, cuando argumentabas sobre la explotación de la belleza femenina y esgrimías culpabilidad al sistema. Nosotras nos dejábamos ser y no nos construíamos de tal modo, eran los dioses quienes determinaban tales conceptualizaciones y la verdad, la verdad de tal manera no era justa.
Y existía el mundo de las acusaciones y obvio, el de las recomendaciones.
( Digresión).
Pero tenías que entenderlo. Yo no pretendía adueñarme de nada y menos de plata y oro que sencillamente no me pertenecían.
¿ Ese era tu bosque?.
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