La bruma, el metafísico y la inseguridad de la madre por los golpes recibidos. No podía comprender el ejercicio mental de los territorios abstractos. No lo digas, no lo digas.
Había desconfianza mutua y aceleración de pensamiento entre padres e hijos de la comunidad terapéutica del océano. Eso sí, bautizados con los dogma del ego reinante.
Pura vacilación del objeto de deseo.
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