La intemperie, la máquina hackeada y robada, y al colmo, vos no te preocupabas por aportar prueba y verdad a los jinetes de la tormenta. Te bastaba sí, te bastaba con creer que Mahoma iba a la montaña y los espectros bajaban.
No te podías enamorar a costa de alimentarte y crecer al mejor estilo de los budas. No podías.
El señor estaba en la cápsula.
Oh captain, my captain ¡¡.
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