Es cierto que estaba tentadísimo en que bailemos lento americano y que luego del movimiento, el sismo se lo llevé puesto dios. Terminante.
Al mismo tiempo, las ciencias sociales de reojo, averiguaban de mí y de tus intenciones. El lento americano no era algo que vos supieses que estuviera de moda y te intrigaba esa idea de abrazarse, y dejarse llevar por la senda de la sensación y capaz, capaz desear.
Tus padres, cuando salíamos, contabilizaban las horas. No soportaban ni lo slowly ni el proceso de alquimia producido por la tentación.
El reloj. Tu reloj pulsera.
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