Eran varias las veces donde se te indicaba que eras el único que había repetido de grado y que obvio, por algo sería. No quería estigmatizarte, ni de casualidad. Pero la comprensión de lo estudiado por el sistema no te alcanzaba ni para superar el primer examen de la prhónesis.
Tus conocidos, acaso tus conocidos decían que te habías vuelto loco y que realizabas acciones de toda naturaleza en contra del mandato religioso y de la lógica.
No sé, admiraba igual tu capacidad de resiliencia pero tu mente era debilucha.
Así nos lo hacía saber tu pobre madre.
Te alimentarías de manera pésima o capaz, ni comerías. No sabríamos que te sucedería, pero el razonamiento del mundo era como nosotros lo indicábamos y no como vos pretendías que fuera.
Ese fue el elemento desestabilizador para la desaprobación de tu alma.
El perdón, la verdad, desconocíamos de los parámetros abstractos del omnisciente Dios.
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