Estaba en otra. Triste la cosmovisión del estructuralista donde no ponía paños fríos al imposible del goce superfluo.
La relatividad, cuando te decían que todo era por una cuestión de venganza y que las nuevas generaciones estaban dispuesto a todo, incluso mentirle a la idea de creencia específica, y luego volar.
Las apariencias siempre nos engañaban y el mito continuaba tangible.
Llovía, y los dioses estaban en intencionalidad de alzarse. Sabían de la naturaleza estupefacta.
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