Siempre nos reíamos de cuando le dábamos la salsa y tentábamos al padre bajo cualquier manifiesto de amor.
Nos encantaba. Era esa sensación única de poder reírnos de nosotras mismas y pensar, los bemoles del concepto de los que ya no están en vida y que quizás, se fueron con dios, capaz, por posibilidad.
Pero los celos, los celos no iban con la idea abarcativa del momento.
Sabías de mi amor profundo por la naturaleza y el cuidado de su conservación. Al tanto que no soportaba el avance de la técnica al meollo del tema.
Nunca iba a pactar con los elegidos de esas formas diabólicas y menos en secreto.
¿ Cuáles eran tus dudas?.
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