La imaginación, propia de los deseos de la carne, afligía al corazón del cuarto oscuro. Tú, desconocedor de los inventos de la tecnología, desmenuzabas la incomprensión de la clase racista y plebeya.
¿ Otrora?, otrora misterio y esperanza por el castigo del adivino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario