jueves, 20 de diciembre de 2018

La Ferviente Previsión

No tenías que decirle al resto de los comensales de lo que sucedía en nuestra tierra. Todos éramos obreros y no había que discutirlo. Te decían del dinosaurio pero no entendían de los sucesos de la historia política para esgrimir el chiste fácil y reír de los considerandos de los bravucones.

No había nada que decir incluso, del amor foráneo de alguno de los nuestros. Eran sensibles, eran propios de la idea natural de la felicidad. Existían sí, las contraindicaciones del argumento existencial pero no debías dudar de la teoría cuando la práctica no era tu caso y a la realidad de la confrontación, deseo y bienestar para el otro.


¿ Decías de los cínicos? .


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