Era gracioso, muy gracioso quedar hipnotizado por los deseos de la imagen y no poder explicarlo.
Era sabido que existían hordas de la hipnotización con tal de arreglar los procesos de cosificación del mundo y ya nadie detenía la verdad insolente.
Y la hipnosis era por la imagen. Corrían al náufrago y lloraban por la izquierda.
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