Nunca encontré la ciencia, sinceramente. Me interesaba, era creíble, podrías generar amor químico y eso en potencialidad era un algoritmo nuclear.
Yo sabía que eras la anti-estética pero por naturaleza, nada simulado. La noche, la sapiencia del oráculo me sumergía más y más en actividades extra-cósmicas de la naturaleza y me destrozaba tu candor.
Realmente. Me destrozaba tu candor.
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