Eran varios los rengos que alegaban además de su obviedad, problemas de psicomotricidad, cuestiones de discriminación y menos derecho en relación a la cuantía del dinero.
Yo, cómo era un pibe maduro, quería apropiarme de los resultados fidedignos que demostraban existencia en el universo de no más que una raza.
Acabé durmiendo. Estaba en otra etapa.
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