Tenías culpa. Lo sabía. Habías estado investigando por tu cuenta y sin que nadie sepa, de la vida del hombre que por esas casualidades, te seducía.
Y al punto de lo que averiguabas, despreciabas los vericuetos del prejuicio y del que dirán.
¿ Era esclavista o esclavo? ¿ Te molestaba los supuestos planteos del rol sumiso y las variaciones de amo y esclavo que debías adherir?.
No habías comprendido. El tipo te amaba en secreto y no iba a cambiar su actitud.
Te dolía el infierno. El que dirán de la sociedad.
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