Había un componente mimético con cierto complejo de inferioridad y eso generaba que cuando tuvieras la oportunidad, mintieras. No tenías que sentirte culpable y sé que era difícil de lograrlo y cuando te descubrieran, acaso pretenderían castigarte por el hecho de emitir esas mentiras y no comprender dichas cuestiones.
El mundo, la vida funcionaba en modos organizacionales de clases sociales y era común entonces que por distintas vicisitudes culturales las niñas de clase baja criadas o cruzadas en otros ámbitos de la sociedad, se les ocurriera mentir en cierta etapa de su vida.
En ese sentido, era evidente que luego de descubrirte en mentiras, la obviedad, ya nadie te iba a creer o a tomar en serio y capaz, capaz era la solución al complejo de Edipo que no resolvías intrínsecamente.
No, no entendías que la sincronización se encargaba de todo.
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