No tenías que llorar por las consideraciones intempestivas que surgían de los distintos bemoles dados por la estrategia. Era suficiente que pudieras aprender a reflexionar sin ninguna ayuda y que aceptes lo que se indicaba desde el más allá.
Debías entenderlo. Debías despojarte de todas las enseñanzas que hacían indicar del ecosistema soñado y al recordar la experiencia, no darle el silencio al mantra.
Exacto. No darle el silencio al mantra.
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