Era injusto saber de las apropiaciones del cuerpo y alma que se realizaron secuencia tras secuencia del prolegómeno de la existencia. No, ni cabida cuando decían de la luz apodíctica y debíamos entristecernos por obligatoriedad.
¿ Quién te dijo eso?. Eran varios los que trasgredían las normas del bien publico y suponían el juego a dos puntas.
Yo te hice el amor por el bien, no por otras presunciones.
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