Era bastante feo el pibe para que en mis ratos de ocio, yo me dejara seducir por sus encantos. De hecho, a los fines virtuales del enamoramiento, utilizaba cualquier forma de ardid con tal de conquistarme.
Decidí decírselo dentro de sus sueños. Pesadísimo. Pero no me molesto más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario